El futuro del diseño urbano es incluyente, no sólo las grandes corporaciones o constructoras deben involucrarse en el proceso creativo, sino los ciudadanos deben estar inmersos para lograr un entorno más amable para todos.
En la actualidad, la búsqueda de identidad basada en la individualidad ha tenido un impacto significativo en diversos sectores, y el diseño urbano no ha sido la excepción. Este ámbito ha experimentado una profunda transformación, convirtiéndose en el espacio donde convergen diversas singularidades y diversidades de manera directa. Esta evolución ha impulsado la creación de ciudades más conscientes y acogedoras, donde se valora la diversidad y se busca la participación inclusiva de todas las personas. En este contexto, el diseño urbano incluyente ha emergido como una filosofía de planificación y diseño esencial, con el objetivo de crear entornos urbanos accesibles y amigables para todos, sin importar sus características individuales.
Para entender el desafío y la importancia del diseño urbano incluyente en el mundo contemporáneo, Javier Rivera, docente del Máster en Paisajismo Urbano de la Escuela de Diseño Superior de Barcelona nos comparte 4 aspectos elementales:
El proceso creativo debe ser incluyente: se debe cambiar el rol del diseñador como único involucrado en la toma de decisiones. Es crucial que la inclusión se haga desde las primeras fases de diseño evitando así la exclusión por carencia de información. Por eso involucrar a la ciudadanía en este proceso es uno de los retos y puntos más importantes a implementar en esta nueva idea de diseño urbano incluyente.
Accesibilidad e integración para todos: el mayor desafío para el diseño urbano incluyente radica en lograr espacios verdaderamente accesibles para todas las personas, sin excepciones. Según Rivera, es esencial eliminar barreras físicas y sociales que puedan limitar la participación de ciertos grupos. La perspectiva inclusiva debe estar presente desde la planificación inicial, evitando soluciones segregadas que excluyan a personas con capacidades físicas, mentales, género o edad diferentes. La meta es crear un entorno urbano integrado, donde todos puedan desenvolverse sin obstáculos.
Medios de transporte: En la visión de Rivera, en la búsqueda de ciudades inclusivas, es fundamental priorizar las necesidades de las personas sobre los medios de transporte y movilidad. En lugar de seguir el enfoque tradicional centrado en el vehículo privado, se propone un diseño que coloque a las personas en el centro. Esto implica una reorganización del espacio público, promoviendo calles compartidas que fomenten la convivencia y el disfrute del entorno urbano. La inclusión va más allá de adaptarse a ciertas condiciones; se trata de repensar la ciudad desde una perspectiva más humana e igualitaria.
El cambio de perspectiva: Para Rivera, el mayor aporte del diseño urbano incluyente no se limita a soluciones tecnológicas puntuales, sino a un cambio de perspectiva. Es esencial considerar la inclusión como un factor desde los cimientos del diseño. Esto implica pensar más allá de las personas con discapacidades y considerar otros grupos históricamente marginados, como los niños y adolescentes. La inclusión se convierte en un condicionante inicial, donde el diseño busca integrar a todas las personas en un espacio común que promueva la convivencia y la interacción.
En la actualidad, las jóvenes generaciones se encuentran en una constante búsqueda de su propia identidad basada en su individualidad. Este fenómeno ha desencadenado una poderosa ola de inclusión social colectiva que se ha convertido en un elemento esencial para el desarrollo de cualquier sociedad moderna. Esta tendencia no solo tiene un valor ético innegable, sino que también cumple una función crucial al reconocer, valorar y respetar la diversidad de cada individuo. Al brindar un espacio para la expresión auténtica de cada persona, se está dejando una huella profunda en diversos aspectos de nuestra sociedad.
Fuente:
ESdesign, Escuela Superior de Diseño de Barcelona. www.esdesignbarcelona.com/
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